Un truco es poner el tarro boca bajo y darle un golpecito por un canto de la tapa contra el suelo ó una superficie similar, de manera que le entre aire y... 'clic' ¡listo!
Otra manera es meter un cuchillo (sin punta mejor) entre la tapa y el tarro y girar (el cuchillo) de manera que 'se separen' y le entre aire.
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